Manifiesto.






Hay lugares donde entramos y dónde enseguida nos sentimos cómodos, relajados, a gusto.

Quizás es el diseño del espacio, los materiales usados y los objetos colocados,la  luz que entra por la ventana, el color de las paredes, el olor que nos cautiva de unas flores naturales. Otras veces es un pequeño detalle o una obra de arte que nos llama la atención que indudablemente ocupa  un espacio y nos despierta con su presencia.

El arte evoca aquello de precioso que hay en todos los elementos y que las manos del artista han sabido recoger y transmitir con elegancia y delicadeza o con fuerza y pasión.

Cuando alguien adquiere una de mis obras, va más allá de tener una pieza única y exclusiva, también posee un objeto que lo conecta con el universo y también lo conecta consigo mismo o con un oasis de armonía y de silencio que podemos tener en el lugar donde vivimos, para hacerlo más amable y feliz.

Nuestro mundo de prisas y de tecnología punta a menudo es demasiado frío. Echamos de menos en el día a día un pedazo de belleza y de calma. Si podemos, nos escapamos a la naturaleza a buscarlo, pero hay una manera más sencilla de tener instantes de serenidad en el lugar donde pasamos más horas y es a través de las obras de arte.